viernes, 6 de junio de 2014

LA EVALUACIÓN: UN PROCESO DE DIÁLOGO, COMPRENSIÓN Y MEJORA


LA EVALUACIÓN: UN PROCESO DE DIÁLOGO, COMPRENCIÓN Y MEJORA

PATOLOGÍA GENERAL DE LA EVALUACIÓN EDUCATIVA
 
Miguel A. Santos Guerra


 
El desarrollo curricular, en cualquiera de sus niveles, esta recorrido por un proceso evaluador de triple naturaleza: la evaluación diagnostica, la evaluación procesual y la evaluación de término. En el buen entendido de que el proceso es circular, no precisamente lineal, dinámico en su entraña.

La evaluación tanto de carácter funcional como la investigadora, puede ser manejada para servirlos intereses de evaluador, ya que este puede llamar “evaluación” a la operación que desee, puede evaluar aquello que le interese, en las formas y momentos que determine, con los instrumentos que considere oportunos y desde luego, para utilizarla en los fines que su particular interpretación aconseje.

La patología que afecta a la evaluación atañe a todas y cada una de sus vertientes: por qué se evalúa (y para qué), quien evalúa, como se evalúa, para quien se evalúa, cuando se evalúa, que se evalúa, a quien se evalúa, con qué criterios se evalúa, como se evalúa la misa evaluación, etc.  

Algunas patologías lo son en cuanto hipertrofian un aspecto a dimensión que, planteado en su justa  medida, sería positivo. Valorar los conocimientos, por ejemplo, no es un error, pero si lo puede ser el valorar exclusivamente, obsesivamente, lo conocimientos sin tener en cuenta su naturaleza, su importancia, su interés, su adecuación, su coordinación con otros conocimientos, etc.

Otras patologías se deben a la atrofia de funciones que son consustanciales con un estado de salud educativa. No se desarrolla, por ejemplo, un tipo de evaluación democrática en la que tanto el proceso de evaluación como el manejo de información resultante es responsabilidad directa de los protagonistas de la experiencia educativa.

Hay también carencias, disfunciones… La gravedad de la armonía dependerá, en parte, de su misma naturaleza y, desde luego, de su intensidad.

1.     SÓLO SE EVALÚA AL ALUMNO

En este sentido si es protagonista el alumno. Se le examina siguiendo una temporalización determinada. Se le dan los resultados, prácticamente inapelables y, en general, se le considera el único responsable.

2.    SE EVALUAN SOLAMENTE LOS RESULTADOS

Los resultados han de ser tenidos en cuenta dentro del proceso evaluador. También, las estrategias que se ponen en marcha, el rendimiento/esfuerzo; puesto que todos ellos constituyen el objetivo de la mirada evaluadora.

 

3.    SE EVALUAN SÓLO LOS CONOCIMIENTOS

No se puede aprender en el vació. Cuando hablamos de “aprender a aprender” dejando al margen los conocimientos, estamos haciendo uso de piruetas mentales.

 

4.    SÓLO SE EVALÚAN LOS RESULTADOS DIRECTOS, PRETENDIDOS.

La evaluación debe tener en cuenta tanto los resultados que se buscaban como los que se hayan provocado  a lo largo del desarrollo curricular.

 

5.    SÓLO SE EVALUAN LOS EFECTOS OBSERVABLES

Existen efectos que no son directamente observables. Estos efectos  buscados o no, suelen pasar inadvertidos a los ojos del evaluador.

 

6.    SE EVALÚA PRINCIPALMENTE LA VERTIENTE NEGATIVA

En la práctica docente la evaluación está marcada por las correcciones. El mismo lenguaje descubre la actitud predominante: “corregir” significa enmendar lo “errado”. El subrayado de las faltas de ortografía es mucho más frecuente que la explicita valoración de las palabras bien escritas.

 

7.    SÓLO SE EVALÚA A LAS PERSONAS

Es un error “someter” a los alumnos o a los profesores de un centro a los coordinadores de una reforma a la evaluación conclusiva, lo cual encierra juicios de valoración, sin tener en cuenta las condiciones, los medios, los tiempos, los contextos en que se mueven.

 

8.    SE EVALÚA DESCONTEXTUALIZADAMENTE

Benttalanffy (1976-1978) plantea la necesidad de tener en cuenta un contexto amplio cuando se pretende comprender la realidad de un sistema actuante.

 

9.    SE EVALÚA CUNATITATIVAMENTE

La pretensión de atribuir números a realidades complejas, es un fenómeno cargado de trampas en el área de la educación.

 

10. SE UTILIZAN INSTRUMENTOS INADECUADOS

En la recopilación de instrumentos en curso para la evaluación de centros escolares, se ha podido comprobar que la casi totalidad tiene una configuración estática, anecdótica, aséptica, cuantificadora, descontextualizada, etc.

 

11. SE EVALÚA DE FORMA INCOHERENTE CON EL PROCESO DE ENSEÑANZA /APRENDIZAJE

El camino es circular, no rectilíneo y unidireccional. Se evalúa como se enseña y se enseña cómo se evalúa. O más bien se estudia para la evaluación. De tal forma que es este proceso el que digiere el aprendizaje. Los alumnos estudian para el examen, no sólo en función de ese momento, sino de “forma” que les permita hacer frente al mismo con  suficientes garantías de éxito.

 

12.  SE EVALÚA COMPETITIVAMENTE

Una de las ventajas que encierra el enfoque cualitativo es de afinar la sensibilidad del evaluador ante los procesos.

 

13. SE EVALÚA ESTEREOTIPADAMENTE

Los profesores repiten una y otra vez sus esquemas de evaluación. Cada año, los alumnos se preocupan de saber cuál es la costumbre evaluadora del profesor.

 

14. NO SE EVALUA ÉTICAMENTE

Además de los problemas técnicos acechan el proceso evaluador de numerosos conflictos de carácter ético.

 

15. SE EVALÚA PARA CONTROLAR

La evaluación en la educación paradójicamente, no puede ser educativa. No repercute en la mejora del proceso. La evaluación se cierra sobre sí misma, constituye un punto final.

 

16. SE EVALÚA PARA CONSERVAR

Hemos apuntado, ya que la evaluación suele cerrarse sobre sí misma, limitándose a desarrollar una función sancionadora. En este sentido, no impulsa el cambio.

 

17. SE EVALÚA UNIDIRECCIONALMENTE

La evaluación tiene sentido “descendente”. El ministerio evalúa a inspectores, los inspectores evalúan a los directores escolares, los directores escolares evalúan a los profesores, los profesores evalúan a los alumnos. Si bien es cierto, en la parte más baja es donde se nota el peso de esta función.

 

18.  NO SE EVALÚA DESDE FUERA

Una experiencia educativa necesita la evaluación externa para poder realizar una mejora sustantiva. No hacerlo así significa cerrar el horizonte valorativo y arriesgarse a la miopía y a la deformación óptica del que mira algo que está sobre sus mismos ojos.


19. NO SE HACE AUTOEVALUACION

La autoevaluación es un proceso de autocrítica que genera unos hábitos enriquecedores de reflexión sobre la propia realidad.


20. SE EVALÚA “DISPEMPORALMENTE”

Aquí se hace mención sobre la evaluación continua que ha tenido efecto contrario dentro del aula.

 
21. NO SE HACE PARA EVALUACIÓN

Se ciñe a cuestiones que van más allá de la simple comprobación.


22. NO SE HACE META-EVALUACIÓN

El proceso de evaluación es tan complejo que ha der necesariamente evaluado para poder atribuirle algún valor.

 

En conclusión, como docentes es muy importante reflexionar acerca del concepto “evaluación”; así mismo retomar los puntos anteriores para su mejora, evitando caer en la evaluación tradicionalista. Es vital darle el verdadero sentido a la evaluación, no tomarla como un medio para controlar a los alumnos, sino como un medio para analizar la enseñanza que se está impartiendo, así como el aprendizaje que están obteniendo los alumnos, y de esta manera hacer las modificaciones necesarias, haciendo uso de estrategias y técnicas de enseñanza-aprendizaje.