LA EVALUACIÓN: UN PROCESO DE DIÁLOGO,
COMPRENCIÓN Y MEJORA
PATOLOGÍA GENERAL DE LA EVALUACIÓN EDUCATIVA
Miguel
A. Santos Guerra
El
desarrollo curricular, en cualquiera de sus niveles, esta recorrido por un
proceso evaluador de triple naturaleza: la evaluación diagnostica, la
evaluación procesual y la evaluación de término. En el buen entendido de que el
proceso es circular, no precisamente lineal, dinámico en su entraña.
La
evaluación tanto de carácter funcional como la investigadora, puede ser
manejada para servirlos intereses de evaluador, ya que este puede llamar “evaluación”
a la operación que desee, puede evaluar aquello que le interese, en las formas
y momentos que determine, con los instrumentos que considere oportunos y desde
luego, para utilizarla en los fines que su particular interpretación aconseje.
La
patología que afecta a la evaluación atañe a todas y cada una de sus
vertientes: por qué se evalúa (y para qué), quien evalúa, como se evalúa, para
quien se evalúa, cuando se evalúa, que se evalúa, a quien se evalúa, con qué
criterios se evalúa, como se evalúa la misa evaluación, etc.
Algunas
patologías lo son en cuanto hipertrofian un aspecto a dimensión que, planteado
en su justa medida, sería positivo. Valorar
los conocimientos, por ejemplo, no es un error, pero si lo puede ser el valorar
exclusivamente, obsesivamente, lo conocimientos sin tener en cuenta su
naturaleza, su importancia, su interés, su adecuación, su coordinación con
otros conocimientos, etc.
Otras
patologías se deben a la atrofia de funciones que son consustanciales con un
estado de salud educativa. No se desarrolla, por ejemplo, un tipo de evaluación
democrática en la que tanto el proceso de evaluación como el manejo de información
resultante es responsabilidad directa de los protagonistas de la experiencia
educativa.
Hay
también carencias, disfunciones… La gravedad de la armonía dependerá, en parte,
de su misma naturaleza y, desde luego, de su intensidad.
1. SÓLO SE EVALÚA AL
ALUMNO
En este sentido si es protagonista el alumno. Se le
examina siguiendo una temporalización determinada. Se le dan los resultados, prácticamente
inapelables y, en general, se le considera el único responsable.
2. SE EVALUAN SOLAMENTE LOS RESULTADOS
Los resultados han de ser tenidos en cuenta dentro del proceso
evaluador. También, las estrategias que se ponen en marcha, el
rendimiento/esfuerzo; puesto que todos ellos constituyen el objetivo de la
mirada evaluadora.
3. SE EVALUAN SÓLO LOS CONOCIMIENTOS
No se puede aprender en el vació. Cuando hablamos de “aprender
a aprender” dejando al margen los conocimientos, estamos haciendo uso de
piruetas mentales.
4. SÓLO SE EVALÚAN LOS RESULTADOS DIRECTOS, PRETENDIDOS.
La evaluación debe tener en cuenta tanto los resultados
que se buscaban como los que se hayan provocado
a lo largo del desarrollo curricular.
5. SÓLO SE EVALUAN LOS EFECTOS OBSERVABLES
Existen efectos que no son directamente observables. Estos
efectos buscados o no, suelen pasar
inadvertidos a los ojos del evaluador.
6. SE EVALÚA PRINCIPALMENTE LA VERTIENTE NEGATIVA
En la práctica docente la evaluación está marcada por las
correcciones. El mismo lenguaje descubre la actitud predominante: “corregir”
significa enmendar lo “errado”. El subrayado de las faltas de ortografía es
mucho más frecuente que la explicita valoración de las palabras bien escritas.
7. SÓLO SE EVALÚA A LAS PERSONAS
Es un error “someter” a los alumnos o a los profesores de
un centro a los coordinadores de una reforma a la evaluación conclusiva, lo
cual encierra juicios de valoración, sin tener en cuenta las condiciones, los
medios, los tiempos, los contextos en que se mueven.
8. SE EVALÚA DESCONTEXTUALIZADAMENTE
Benttalanffy (1976-1978) plantea la necesidad de tener en
cuenta un contexto amplio cuando se pretende comprender la realidad de un
sistema actuante.
9. SE EVALÚA CUNATITATIVAMENTE
La pretensión de atribuir números a realidades complejas,
es un fenómeno cargado de trampas en el área de la educación.
10. SE UTILIZAN INSTRUMENTOS INADECUADOS
En la recopilación de instrumentos en curso para la evaluación
de centros escolares, se ha podido comprobar que la casi totalidad tiene una configuración
estática, anecdótica, aséptica, cuantificadora, descontextualizada, etc.
11. SE EVALÚA DE FORMA INCOHERENTE CON EL PROCESO DE
ENSEÑANZA /APRENDIZAJE
El camino es circular, no rectilíneo y unidireccional. Se
evalúa como se enseña y se enseña cómo se evalúa. O más bien se estudia para la
evaluación. De tal forma que es este proceso el que digiere el aprendizaje. Los
alumnos estudian para el examen, no sólo en función de ese momento, sino de “forma”
que les permita hacer frente al mismo con
suficientes garantías de éxito.
12. SE EVALÚA
COMPETITIVAMENTE
Una de las ventajas que encierra el enfoque cualitativo
es de afinar la sensibilidad del evaluador ante los procesos.
13. SE EVALÚA ESTEREOTIPADAMENTE
Los profesores repiten una y otra vez sus esquemas de
evaluación. Cada año, los alumnos se preocupan de saber cuál es la costumbre evaluadora
del profesor.
14. NO SE EVALUA ÉTICAMENTE
Además de los problemas técnicos acechan el proceso evaluador
de numerosos conflictos de carácter ético.
15. SE EVALÚA PARA CONTROLAR
La evaluación en la educación paradójicamente, no puede
ser educativa. No repercute en la mejora del proceso. La evaluación se cierra sobre
sí misma, constituye un punto final.
16. SE EVALÚA PARA CONSERVAR
Hemos apuntado, ya que la evaluación suele cerrarse sobre
sí misma, limitándose a desarrollar una función sancionadora. En este sentido,
no impulsa el cambio.
17. SE EVALÚA UNIDIRECCIONALMENTE
La evaluación tiene sentido “descendente”. El ministerio evalúa
a inspectores, los inspectores evalúan a los directores escolares, los directores
escolares evalúan a los profesores, los profesores evalúan a los alumnos. Si bien
es cierto, en la parte más baja es donde se nota el peso de esta función.
18. NO SE EVALÚA DESDE
FUERA
Una experiencia educativa necesita la evaluación externa
para poder realizar una mejora sustantiva. No hacerlo así significa cerrar el horizonte
valorativo y arriesgarse a la miopía y a la deformación óptica del que mira algo
que está sobre sus mismos ojos.
19. NO SE HACE AUTOEVALUACION
La autoevaluación es un proceso de autocrítica que genera
unos hábitos enriquecedores de reflexión sobre la propia realidad.
20. SE EVALÚA “DISPEMPORALMENTE”
Aquí se hace mención sobre la evaluación continua que ha
tenido efecto contrario dentro del aula.
21. NO SE HACE PARA EVALUACIÓN
Se ciñe a cuestiones que van más allá de la simple comprobación.
22. NO SE HACE META-EVALUACIÓN
El proceso de evaluación es tan complejo que ha der
necesariamente evaluado para poder atribuirle algún valor.
En
conclusión, como docentes es muy importante reflexionar acerca del concepto “evaluación”;
así mismo retomar los puntos anteriores para su mejora, evitando caer en la evaluación
tradicionalista. Es vital darle el verdadero sentido a la evaluación, no
tomarla como un medio para controlar a los alumnos, sino como un medio para
analizar la enseñanza que se está impartiendo, así como el aprendizaje que están
obteniendo los alumnos, y de esta manera hacer las modificaciones necesarias,
haciendo uso de estrategias y técnicas de enseñanza-aprendizaje.
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